Alejandra Hernández Di Bartolomei - Psicóloga

Alejandra Hernández Di Bartolomei - Psicóloga
Terapia de Pareja

martes, 7 de octubre de 2014

"Tócame otra vez", claves para revivir el deseo sexual




Un libro sobre el deseo 


Tócame otra vez. Revivir el deseo sexual (Editorial Anaya) de Miguel Costa Cabanillas, psicólogo clínico y director del Centro de Promoción de Hábitos saludables del Ayuntamiento de Madrid, y de Ernesto López Méndez, médico especialista  en medicina familiar y comunitaria. 

Este libro propone interesantes claves y herramientas para volver a sentirse sexualmente vivo a aquellas personas y parejas que han perdido interés por el sexo y ya no sienten placer, alentando la esperanza de volver a encender el deseo que parecía apagado.

¿Parece difícil? Primero hay que contemplar algunas ideas que nos ayudan a predisponernos  a dar un cambio a la situación:

"Los errores pasados nos condicionan pero no nos determinan", mantiene convincente Costa. "El pasado de mañana es hoy y hasta ahora las cosas han ocurrido como han ocurrido pero a partir de ahora las cosas pueden ser diferentes si yo decido y comienzo a introducir cambios en mi vida. Somos biografías inacabadas". 

Por otro lado, las emociones tampoco nos determinan: "Hay quienes dicen que no hacen tal cosa porque están desanimados y pareciera que la causa de no hacerla fuera la emoción, en este caso, el bajo ánimo. Pero ¿acaso no hacemos en la vida cosas sin tener el ánimo de hacerlas? ¿O no afrontamos situaciones a pesar de tener cierto temor de afrontarlas? Basta que comencemos a actuar para que las emociones cambien", afirma.

 "A menos que la pareja se haya deteriorado demasiado, siempre se puede revivir el deseo sexual, recuperando como primer paso las caricias perdidas u olvidadas y volviendo a tocarse con cuidado”. Lo esencial no son tanto las recetas clínicas concretas para uno u otro componente de su actividad sexual alterada, sino la adquisición o el aprendizaje de un nuevo modo o modelo de relación afectiva y sexual. Pero ¿en qué consiste ese modelo renovado?

“La metáfora del pez que quería entrar en el corazón de la ostra, nos da algunas claves de lo que es una comunicación afectiva y efectiva”, explican los autores: “como la ostra de la fábula, la pareja con la que queremos compartir las caricias eróticas, es sensible a las palabras y a los gestos que hacen daño, es selectivamente permeable, no se abre en cualquier momento y en cualquier lugar y es celosa de su intimidad”. “No se puede entrar en ella sin su permiso, ya que se abre y se entrega solo cuando ella decide hacerlo, no cuando uno le dice o le impone que se abra”, añaden.

Cada persona es un tesoro único. Por eso “si una persona quiere revivir el deseo, le será útil saber que quien ha de compartir con ella las caricias es un ‘patrimonio de la humanidad’ único, exclusivo, diferente a todos los demás, que quiere ser tomado en consideración con todo su valor precioso y singular”. 

“Tomar en consideración a alguien quiere decir, entre otras cosas, aceptar que tiene perspectivas y ritmos diferentes, momentos oportunos para la relación y otros que no son oportunos, y, en consecuencia, nos plantea el reto de desarrollar una fina capacidad de observación".

La piel es el punto de partida, “Acariciar es un regalo para quien recibe las caricias y también para quien acaricia, porque a este último le permite descubrir sensaciones desconocidas, escuchar con atención y con calma las reacciones de su pareja, conocerla mejor, conectarse mejor”. 


Sin prisas y son suavidad

 
El sexo es una forma de relacionarse y “la caricia es una señal de que tomamos en consideración al otro y que, no tenemos prisa, y le dedicaremos tiempo. Para recuperar la pasión es importante ser suave e ir poco a poco. No son recomendables las prisas o el ir directamente a los órganos genitales o al coito. No hay que precipitar la llegada, sino demorarse por los senderos del camino, acariciando lentamente”.

“Cuando el deseo se ha ido apagando o anestesiando con el tiempo, con los avatares normales de la vida diaria y cuando en la relación ya no son todo “mieles”, uno ha podido convertirse para el otro en una persona que despierta reacciones negativas. Incluso puede que el sexo haya llegado a producir rechazo y miedo. En ese caso los acercamientos bruscos, impositivos o desconsiderados solo empeoran las cosas".

”Si las demandas que hacemos a nuestra pareja han sido excesivas puede ocurrir un sutil o fuerte enfriamiento, hasta el punto de que rechace las caricia porque considera que son el preludio de algo que lleva al suplicio de tener sexo sin desearlo”, advierten.

“Si uno empieza despacio, tendrá la oportunidad de descubrir donde hay todavía una “chispa”, observar con cuidado si él o ella se siente tomado en consideración, detectar si es recomendable detener el avance porque resulta molesto y escuchar, por fin, el gozoso ‘me gusta cómo me lo haces’ ”.

“Para despertar la sexualidad dormida, además de ‘tocar otra vez’ con las caricias, con las palabras, con el silencio, es importante que los amantes se den permiso para probar y explorarse sin apresurar el viaje buscando lentamente sin ansia, para escuchar la respuesta a las caricias y probar el placer de todos los sentidos, para abandonarse, inventar, jugar y tomar con sentido del humor los intentos fallidos”,

Es también importante “cultivar otras áreas que van más allá de la relación sexual y que forman parte de la comunicación con el otro, como compartir confidencias íntimas, aficiones, proyectos”.



2 comentarios:

  1. Creo qu eno se ha publicado mi anterior comentario...

    Decía que una de los principales causas de problemas en las relaciones sexuales de pareja es la falta de fogosidad que se pierde con el paso de los años. Sin embargo, hay otras causas, tales como el estrés, traumas anteriores que por cualquier motivo reviven, falta de tiempo para pasar juntos... Lo más importante de todo, al igual que en todos los problemas de pareja, es intentar abordarlo desde una comunicación sincera para encontrar la solución. Y por supuesto, las caricias también son importantísimas (y otras cosas jeje)

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  2. "Tócame otra vez", me lo apunto. Creo que será de ayuda para su uso en terapia. Muchísimas gracias.

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